El origen del San Juan camagueyano se pierde en la historia de los tiempos. Remontándose a nuestros primeros siglos de colonia, cuentan las crónicas que allá en aquellos tiempos pretéritos, cuando Camaguey era todavía una aldea, todas las fincas que formaban los alrededores venian a parar a la población.
Como la ganadería era la principal fuente de riqueza, todas las demás actividades, como era natural estaban relacionadas con ello.
Y fue en el mes de junio cuando ya la primavera ha cubierto los campos de verdor, el escogido para la venta del ganado por ser la época del año más favorable para al mismo.
Eran, pues los días del mes de junio de dura faena para los hacendados, pero una vez terminados los trabajos del día, al caer la tarde, los más jóvenes se dirigian a la población a pasear a caballo y por las noches se reunen en amenas tertulias, entreteniéndose con juegos de azar o bien delitándose con aquellos elegantes bailes de salón que eran la delicia de nuestros abuelitos.
Esta costumbre se fue haciendo poco a poco trascendental y ya todos los años era esperado el mes de junio con alegría por las continuas fiestas que durante el se celebraban.
Con el tiempo, a los paseos a caballo de los jóvenes se agregó el paseo en volantas de las muchachas y así se fue generalizando de año en año, culminando con las fiestas religiosas de San Juan y San Pedro en las que el pueblo manifestando un desbordante regocijo.
Durante el siglo pasado el San Juan alcanzó su más alto grado de esplendor pero con las guerras emancipadoras desapareció casi por completo porque la juventud camagueyana trocó su alegría carnavalesca por el gesto adusto del campo de batalla. Sin embargo una vez instaurada la República, surgió de nuevo el San Juan con igual brillantez que en el siglo anterior y como en aquel pasado inolvidable, nuestras mas lindas mujeres volvieron a lucir su belleza criolla elegantemente ataviadas recibiendo el homenaje galante de los que presenciaban aquel bello y aristrocrático desfile.
Las serpentinas, los confetis y la sana y comunicativa alegría sanjuanera fueron otra vez los mejores complementos de quellos viejos sanjuanes camagueyanos de los caules, triste es decirlo no nos queda hoy día más que el grato recuerdo de las cosas pasadas.