La provincia de Ciego de Ávila muestra uno de los más prometedores destinos turísticos cubanos gracias a la construcción de un pedraplén que enlaza a la tierra firme con los cayos Coco y Guillermo, integrados junto a Paredón Grande y Antón Chico -entre otros- en la cayería Jardines del Rey. Paraísos vírgenes y refugios de aves apenas tocados por la mano del hombre, los islotes constituyen un producto turístico exclusivo donde se prevé fomentar los vínculos con el entorno natural y disfrutar del atractivo que ofrece una de las mayores áreas de hábitat para los flamencos, en especial el rosado, en una de las reservas más importantes del hemisferio.
Cayo Coco, el cuarto islote en extensión de Cuba, muestra un panorama de 370 kilómetros cuadrados de territorio y 22 kilómetros de playas, acompañadas de abundante vegetación donde predominan los manglares y cocoteros. El origen del nombre está en la presencia del ave conocida como Ibis Blanco -popularmente llamada pájaro Coco- que con sus brillantes colores aporta personalidad a la región.
Arbustos de baja estatura, arena fina, espacios donde el silencio siempre está acompañado del murmullo del mar, constituyen fuente de inspiración para la poesía, la aventura y el romance, en el preludio de lo que será un importante centro para vacacionistas con cerca de 22 mil habitaciones. Cayo Coco se enlaza con Cayo Guillermo, donde en 18 kilómetros cuadrados de extensión se localizan cerca de cinco kilómetros de playas, entre las cuales destaca El Pilar -nombrada así en honor al barco del escritor estadounidense Ernest Hemingway- con dunas de hasta 16 metros de alto.
En ese territorio se localizan asimismo importantes obras de infraestructura para la actividad náutica, donde las marinas Coco-Guillermo y Júcaro aportan en conjunto 16 atraques para embarcaciones, complementados con facilidades para el suministro de agua potable, electricidad, combustible, comisaría y combinados con programas de buques para la vida a bordo y la práctica del buceo. A esa última modalidad se vinculan los centros Abalone, Action Sport y Coco Diving Center, en una oferta que incluye cursos de buceo, inmersiones diurnas y nocturnas en arrecifes coralinos y cuevas, además de un interesante show con tiburones en la primera de esas instalaciones. Para una oferta más integral, la marina Marlin Cayo Coco brinda excursiones y paseos en yates y catamaranes, algunos de los cuales tienen el atractivo del fondo de cristal para observar los suelos marinos, a lo cual se suma la motonáutica y el alquiler de bicicletas acuáticas.
Mas allá de los sistemas de islas que rodean a la provincia, Ciego de Ávila cuenta entre sus atractivos con un enorme potencial en la industria azucarera y una cultura centenaria, parte de la cual puede apreciarse en el Museo Municipal de la ciudad de Morón, donde se exhibe el Idolillo de Barro junto a más de mil 600 piezas arqueológicas aborígenes que fueron encontradas en 1947 a pocos kilómetros de esa urbe.
Sin embargo, quienes mencionan hoy a ese territorio lo asocian con la posibilidad de descansar en estrecho vínculo con la naturaleza, bien lejos del mundanal ruido de las ciudades modernas de la actualidad.