En Atlanta 96 protagonizó toda una hazaña de la natación, un deporte con poca tradición en Cuba, al alcanzar la medalla de plata en los 100 metros espalda, seguido del también cubano Neisser Bent, toda una promesa. Ambos reafirmaron sus dotes en los Juegos de Buena Voluntad de Nueva York 98, donde fueron primero y segundo como parte del equipo Resto del Mundo.